Las vacas en la cultura surma
Los surma son una etnia de origen seminómada, que vive principalmente de la ganadería y, en menor medida, de la agricultura, y son conocidos entre otras cosas por su tradicional desayuno surma. Las familias de la tribu crían reses y cabras y plantan cereales como el sorgo o el maíz. Como en la mayoría de tribus nómadas, las vacas juegan un papel muy importante en la sociedad, y son consideradas como la principal fuente de riqueza de las familias. El estatus social de las familias surma se mide por tanto en la cantidad de vacas que poseen, que oscila, en media, alrededor de las treinta o cuarenta vacas por familia. Razón por la cual es habitual ver a los surma protegiendo su ganado con armas de fuego.

Si un joven surma quiere acceder al matrimonio deberá, además de haber luchado en la donga, entregar como dote un número suficiente de vacas a la familia de la novia. La cantidad de vacas será mayor cuanto mayor sea la dilatación labial de la mujer surma.
Se podría decir que las vacas son para los surma algo parecido a sus ahorros. Cuantas más vacas acumula una familia mayores son sus ahorros. Por esta razón los surma nunca matan a sus vacas, salvo en contadas ocasiones con fines ceremoniales.
Por ello los surma se han visto en la necesidad de desarrollar una técnica que les permita alimentarse de las vacas sin matarlas. A esta técnica se la conoce comúnmente como el desayuno surma.


El desayuno Surma
Para cubrir sus necesidades proteicas los surma han elaborado una técnica que les permite alimentarse de sus vacas sin tener que matarlas. Y es que, además de beberse su leche, también se beben su sangre.
Los jóvenes surma escogen y separan a una de las vacas del rebaño para comenzar con el proceso de extracción. Posteriormente, mientras uno de ellos sujeta al animal de la cabeza, el otro le realiza un torniquete alrededor del cuello para conseguir que los vasos sanguíneos del animal se hinchen. Es entonces cuando el tercer miembro de la tribu palpa la vena del cuello del animal, y marca con arena el punto en el cual realizará el agujero.


Una vez determinado el punto, el joven surma realiza un disparo preciso en la zona marcada y, rápidamente, su compañero coloca media calabaza, que sirve de recipiente, debajo de la herida. Una vez retirada la flecha, la sangre empieza a brotar del cuello del animal llenando poco a poco la calabaza. Cuando determinan que ya tienen suficiente cantidad de líquido, los chicos retiran el torniquete del cuello de la vaca, que deja inmediatamente de sangrar, y la devuelven al rebaño.



Algo sorprendente del desayuno surma es que la vaca no parece sufrir en ningún momento. Prueba de ello es que el animal ni emite sonidos de queja ni parece oponer resistencia. Tal vez simplemente se deba a que las vacas ya estén muy acostumbradas a este ritual.
Una vez terminado todo el proceso, los surma se disponen a beber la sangre de vaca. Lo hacen bebiendo directamente de la calabaza, que se van pasando de unos a otros, primero los mayores y, después, los más jóvenes.

