En lo más profundo de los Montes Boya, se encuentra una de las etnias más fascinantes de Sudán del Sur, la tribu larim. Los boya, denominados así por sus vecinos toposa, están emparentados directamente con los murle, los didinga y los tenet. Es más, se cree que en su día fueron murle. Como la mayoría de sus vecinos, los larim son de tradición animista. Por ello organizan ceremonias en las que se comunican con los espíritus de sus antepasados.
Se calcula que en la región de Eastern Equatoria, entre Torit y Kapoeta, viven entre 20.000 y 25.000 larim. Aunque la mayoría de ellos viven en pequeños poblados en las faldas de los Montes Boya, donde se encuentra Kimatong, su principal ciudad.

La vida de la tribu larim en los Montes Boya
Principalmente, los larim son una etnia que se dedica a la ganadería. Si bien es cierto que el cultivo de maíz, sorgo y frijoles junto con la caza juegan un papel importante en su dieta, el ganado es la piedra angular de su sociedad. A fin de cuentas, las vacas también sirven como moneda de cambio en el pago de las dotes en las ceremonias matrimoniales, y son, por tanto, un símbolo de estatus social. Por esta razón, es habitual que los boya se vean envueltos en conflictos violentos con las etnias vecinas por robos de ganado. Así pues, la mayoría de los hombres dedican su día a llevar a pastar y proteger su ganado, excepto algunos jóvenes que se quedan en el poblado para proteger a mujeres, ancianos y niños. Eventualmente, algunos hombres también practican la herrería u otros oficios. Por su parte, las mujeres larim se encargan de todo lo demás.







Las mujeres larim
Mientras los hombres pasan el día con su ganado, las mujeres larim se encargan de un sin fin de tareas a lo largo del día. Así pues, es habitual ver grupos de mujeres y niñas, desde primera hora de la mañana, preparando y moliendo el grano. Ciertamente, las marcas en las formaciones rocosas de los Montes Boya son buena prueba de ello. Asimismo, las mujeres boya son las responsables de cultivar los cereales, de criar a las gallinas y cabras y de ir a buscar agua. Además, también se encargan de recolectar largas cañas, que después utilizan para construir y reparar los tejados de sus cabañas o para fabricar escobas. Tampoco hay que olvidar que son las mujeres las que, con la ayuda de las niñas, cuidan de los más pequeños.












Las viudas
Si bien es cierto que las mujeres larim son las que cargan con todo el peso de la comunidad a sus espaldas, no se puede pasar por alto el riesgo que conlleva salir a pastar a diario. Y es que los conflictos armados en Sudán del Sur están a la orden del día. Por esta razón, no es extraño ver a multitud de viudas en los poblados larim. Estas son fácilmente reconocibles, ya que suelen vestir cintas para guardar el luto a sus difuntos maridos.



Bailes tradicionales de la tribu larim
Como es de esperar, no todo es trabajo en la vida de los larim. Cuando las mujeres terminan con su infinita lista de quehaceres diarios, estas suelen reunirse para bailar y cantar. Si bien algunos hombres pueden unirse a estos bailes, las principales protagonistas son las mujeres. Estas suelen formar grandes corros circulares en el interior de los cuales las demás mujeres bailan con lanzas decoradas con pañuelos. En este sentido, las mujeres y niñas que forman el círculo exterior cantan y aplauden creando una preciosa amalgama de sonidos que marcan el ritmo de los bailes.




La creatividad de los niños larim
Por su parte, los más pequeños dejan volar su imaginación, para convertirse en pilotos de coches y grandes cazadores. Y es que su creatividad resulta de lo más admirable. Ejemplo de ello son los juguetes larim, y es que donde nosotros vemos una botella de plástico usada, ellos ven un coche de juguete. Además de jugar, los niños larim aprenden a cazar desde bien pequeños, para ello fabrican pequeños arcos de madera que utilizan para cazar pequeños roedores.




De igual manera que los niños juegan, los ancianos dedican su tiempo libre a charlar mientras disfrutan fumando tabaco en sus preciosas pipas.



Artesanía boya
De la misma forma que los niños y niñas larim fabrican coches y arcos, las mujeres larim confeccionan utensilios de cocina que son auténticas maravillas. Desde recipientes hechos a partir de calabazas pirograbadas a preciosas cucharas decoradas con cuentas y conchas.


Arquitectura de la tribu larim
Si bien los poblados boya parecen sacados de una película de Steven Spielberg, su maravilloso entorno no es lo único que los hace mágicos. Y es que la arquitectura larim resulta fascinante. Los pueblos larim están rodeados por una empalizada hecha a base de arbustos y madera, que junto con las montañas sirve de protección. Asimismo, los larim colocan esqueletos de vaca sobre las puertas de madera de estas pequeñas murallas con el mismo fin.


Las casas larim
De igual manera, las familias boya utilizan vallas de madera para delimitar el territorio de la unidad familiar. En cada uno de estos recintos suele haber una cabaña en la que viven, otra que sirve de corral y un espacio exterior que utilizan para cocinar y realizar otras tareas. Ahora bien, si hay algo que destaca de la arquitectura larim son los tejados de sus preciosas casas. Sin duda alguna, los tejados construidos a base de capas de caña resultan de lo más original. Además, entre estas capas los larim suelen colocar objetos de lo más curiosos para atraer la buena suerte.





Estética de la tribu larim
Es evidente que los larim son una etnia fascinante, pero si hay algo que los distingue del resto es su decoración corporal. Y es que sus abalorios y escarificaciones son verdaderas obras de arte. Siempre y cuando hablemos de mujeres, por supuesto. Ya que los hombres larim tienen tendencia a imitar la vestimenta de los militares, resultando en algunos casos un tanto cómico. De hecho, en algunos casos utilizan botas de agua recortadas intentando que estas parezcan botas militares.


Por su parte, las mujeres larim, durante las celebraciones, suelen ponerse preciosos vestidos de piel de gacela decorados con cuentas. Sin embargo, en su día a día las túnicas y las camisetas de tela son las auténticas protagonistas. Pero, si hay algo que caracteriza a las mujeres boya son sus escarificaciones y sus pendientes tradicionales de nariz a oreja.
Pendientes y escarificaciones de las mujeres de la etnia larim
Y es que desde bien pequeños, los larim empiezan a lucir unas preciosas escarificaciones en varias partes del cuerpo. Si bien los hombres suelen escarificarse la cara, las mujeres llegan a hacerse auténticas obras de arte en espalda, pecho y brazos. Generalmente, en estos dibujos aparecen representados animales, plantas e incluso armas, que reflejan la trágica historia del país.







Además de las escarificaciones, las mujeres larim se decoran con un sin fin de pendientes, ya sea en las orejas, en la nariz o debajo del labio. Es más, algunas veces utilizan pendientes de cuentas que unen la oreja con la nariz. Todo ello sumado a innumerables ornamentos tales como collares y cintas de cuentas, que en conjunción con los pendientes, dan lugar la preciosa estética de las mujeres larim.




